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Esta figura elemental del teatro de vanguardia, nació el 10 de julio de 1932 en Apaseo, Guanajuato. Estudio Ciencia Política y Sociales, así como Letras Hispánicas.

Formador de actores de la talla de José Alonso y Héctor Bonilla, entre otros, el dramaturgo estudio también la carrera de teatro en la Universidad de Yale, en Estados Unidos, como resultado de una beca que le otorgó la Fundación Rockefeller.

El presidente de la Agrupación de Periodistas Teatrales, Benjamín Bernal, comentó a Notimex que Mendoza Franco fue un gran transformador de la escena teatral en el país, al ser el pionero de la dramaturgia de vanguardia.

Aseguró también que el trabajo de Mendoza se distinguió por retomar los temas cotidianos cercanos a México, y hacer que sus alumnos los trabajaran y transmitieran al público de una manera diferente, entretenida y atrevida.

Entre sus obras se encuentran Ahogados, El Tobogán, Las iluminaciones y Las cosas simples. La obra Resonancias, estrenada en febrero de 2010, fue la última escrita y dirigida por él. En ella, Mendoza exploró las implicaciones de la amistad entre las personas.

“Lo que pasa es que la verdadera amistad no tiene que ser una relación egoísta en la que uno busca la ventaja de asociarse con alguien más, sino que debe ser un acto gratuito y yo veo que eso casi no sucede”, aseguró el dramaturgo en un comunicado de Conaculta.

Se le considera el creador del Centro Universitario de Teatro y el Núcleo de Estudios Teatrales, y fundó el programa "Poesía en Voz Alta" en que participaron autores destacados como el Premio Nobel de Literatura 1990, Octavio Paz y Juan José Arreola.

 

Héctor Mendoza, egresado de la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, ha sido reconocido nacional e internacionalmente, no sólo con premios, sino con becas, como la que le otorgó en 1957 la Fundación Rockefeller para estudiar en Estados Unidos dirección escénica. Fue en ese periodo cuando el profesor Mendoza estudió en la Universidad de Yale y en el prestigiado Actor’s Studio. Con una estadía que no tuvo desperdicio de tiempo, Mendoza tomó un curso de pantomima con Etiènne Decroux; hizo teatro de verano en Williamstown, Massachusetts, como actor y aprendiz de realización escenográfica, además de ser asistente de dirección en la temporada 1958-1959 del Teatro Phoenix, de Nueva York.

Sus obras han sido reconocidas con diversos premios, entre ellos el “Juan Ruiz de Alarcón” a la mejor obra teatral de 1953, por Las cosas simples, que además le valió su primera beca en el Centro Mexicano de Escritores, para el periodo 1953-1954. Toda la trayectoria de Mendoza ha sido distinguida en múltiples ocasiones de diferentes maneras: en 1962 fue invitado por la Universidad de Texas para impartir un curso de fonética española; en 1966 recibió el premio de El Heraldo de México a la mejor producción teatral de ese año por Don Gil de las calzas verdes; en 1993 es nombrado creador emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte; en 1994 se le homenajea en la sala “Manuel M. Ponce” del Palacio de Bellas Artes y ese mismo año el entonces

presidente Ernesto Zedillo le entregó el Premio Nacional, dentro de la especialidad de Bellas Artes; en 1998 se le reconoció dentro del XIII Festival Internacional de Teatro Hispano, en Miami; y en 2006 entró a formar parte de la Academia de Artes, como miembro de número.

Al mismo tiempo que escribía obras de teatro, Héctor Mendoza incursionaba en otros ámbitos del teatro. En 1955 se inició como director escénico, montando la comedia de Manuel Eduardo Gorostiza, La pesadilla o las costumbres de antaño; de ahí en adelante, encabezaría la puesta en escena de obras de autores tan relevantes como Juan Ruiz de Alarcón, Bertolt Brecht, el Arcipreste de Hita, Sor Juana Inés de la Cruz, Tirso de Molina, Lope de Vega o Calderón de la Barca, por mencionar algunos.

La larga y reconocida carrera teatral de Mendoza le ha permitido trabajar con figuras de la talla de Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan Soriano, Leonora Carrington y Rosario Castellanos. En 1956 y 1957, bajo la dirección literaria de los dos primeros y las escenografías del tercero y la cuarta, dirigió escénicamente los cuatro primeros programas de Poesía en voz alta. A la escritora chiapaneca, en tanto, la dirigió para la grabación de su disco En voz viva de México.

Todos estos logros no estarían completos sin la docencia, que ha ocupado un lugar preponderante en su vida profesional. En 37 años en la UNAM, este profesor titular “C” de tiempo completo definitivo ha formado a innumerables generaciones de alumnos, catedráticos, directores de puesta en escena y de actores, además de haber desarrollado actividades que evidencian su compromiso con la academia y con la Universidad.

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